La muerte invisible
El pasado sábado, tras una semana de intenso frío, algo cambió en la acera de los números impares de la madrileña Gran Vía. El frío se alió con la neumonía y arrancó a Lourdes del lado de Juan Mascuñano, dos de los más egregios “sin hogar” de la capital. Han sido catorce años de malvivir en las calles. Unos cuantos más de pelear con el frío, la droga y el alcohol. Una vida llevada a regañadientes con Dios o con el Diablo, ¿quién lo sabe? Nos acostumbramos a verla, junto a Jua